11 jun 2009

Entre los árboles


Cada vez nos sorprende más cómo las personas tratamos de volver a ser más sencillos, y tener una vida menos artificial. Así como hay quienes aspiran a una casa cada vez más grande y llena de lujos, otros, viniendo ya de vuelta, buscan un mayor acercamiento a la naturaleza y a ellos mismos prescindiendo de sofisticaciones constructivas, conscientes que nuestros recursos no van a durar para siempre.

Es así, como el sueño de todo niño de tener una casa en un árbol, se hace parte del sueño de algunos adultos, que con espíritu de niño han decidido vivir en un árbol, siendo parte del bosque, minimizando el impacto negativo al medio ambiente y abaratando al mínimo los costos de construcción. Es así como nació el concepto de biotectura, o construcción biotectónica.

En el Ecopueblo de Pualafquén, muchos han construido su casa, con los materiales del lugar, usando como estructura soportante los mismos árboles, como cimientos las raíces y pilares los troncos, dando origen a una casa viva.

Otros, algo más pacientes y no del todo contentos con la casa del árbol, han decidido plantar casas. Sí, plantarlas, dando origen a una casa totalmente viva, que crece y cambia todos los días. Para eso sólo basta tener algunos árboles, un espacio donde plantarlos y mucha paciencia. Se plantan los árboles en círculo y a medida que crecen se les va dando forma de manera que sus ramas se junten arriba para formar el techo.

Modelos hay muchos, tantos como la imaginación lo permita. Y tiempo para pensarlos también, todo depende de la especie que se haya plantado. Algunos verán resultados dentro de cinco años, en el caso de las casas de mimbre, otros tendrán que esperar ochenta para poder disfrutar de la casa de encinas, y los con grandes aspiraciones imaginarán a sus nietos, o bisnietos, disfrutando de la mansión de secuoyas dentro de cien años.

Como sea, resulta divertido plantar una casa; es un monumento a la paciencia, al espíritu lúdico y a la conciencia de la estrecha relación del espíritu y la naturaleza.

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