2 ago 2010

La vida en technicolor

Nuestra vida se ve  influenciada por el medio en que vivimos: está probado que los colores generan estados de ánimo y por lo tanto, influyen directamente en nuestras acciones. Conciliar el sueño, concentrarse, estimular la creatividad, compartir con los amigos, evitar una discusión, relajarse, y muchas otras acciones  pueden estar relacionadas  con el color elegido para un ambiente.

El color no sólo cumple funciones decorativas, sino que, además, su capacidad de alterar la percepción espacial y de generar sensaciones lo convierte en un importantísimo elemento dentro de la casa. Dejar la elección del color al azar o hacerla sobre la base de gustos personales, sin estudiar los posibles efectos en el ambiente en el cual se aplicará determinado tono, no sólo implica desaprovechar su potencial, sino que puede generar falta de armonía en el espacio habitable.

El primer paso para dar color a un ambiente es decidir la sensación que se quiere lograr en el lugar. Los colores que tienden al azul, el verde o el violeta son colores fríos, y tienen un efecto relajante y de frescura. Son muy utilizados en dormitorios y en lugares donde se necesite reducir la tensión, y por lo tanto, desaconsejados para espacios donde deba estimularse la actividad, como lugares de estudio y oficinas.

Por otro lado, los cálidos son aquellos donde domina el rojo, anaranjado o amarillo y generan un efecto estimulante, así como climas más acogedores, porque crean una ilusión espacial de cercanía, y se sienten como los cálidos rayos del sol. Entre los colores fríos y cálidos, se encuentran los templados que son más fáciles de armonizar entre sí y producen sensación de equilibrio, como el café, que tiene un efecto estabilizador porque, al asociarse con las raíces, acrecienta la conexión con la tierra, pero se desaconseja para los ambientes de personas mayores ya que produce una sensación otoñal, y podrían ser deprimentes.

El blanco, por su parte, representa la pureza y con él todos los objetos resaltan más, especialmente los colores puros. Además otorga calma, espacialidad y luminosidad. De ahí que los ambientes destinados a terapias alternativas, como el yoga o el Reiki, normalmente escojan este color como predominante, armonizado con verde, que sugiere follaje, y maderas en color natural que aportan equilibrio.

Por eso, la próxima vez que tengas la paleta de colores de una marca de pinturas, antes de elegir por moda o preferencia, piensa en las sensaciones que requiere el lugar.

30 mar 2010

Desolación


Es imposible no hablar de ello, imposible no escribir acerca de esta experiencia que probablemente muchos no terminamos de asimilar. Durante esta semana, caminar por las calles céntricas de Curicó, se siente como una película surrealista. Los lugares de siempre, las esquinas tantas veces vistas, los lugares queridos, lo que parecía que era desde siempre e iba estar ahí para siempre, sencillamente ya no están o son un montón de escombros.
Después del susto vino el recorrido por esta ciudad que parece más bien bombardeada, llena de polvo, escombros, retroexcavadoras y militares, y la sensación que deja es de la más pura desolación. El centro que conocimos desde niños se transformó de un momento a otro en la zona cero de esta catástrofe.


Queda la sensación de que no aprendimos mucho del terremoto del 85, o que se nos olvidó después de 25 años. Esta vez no debemos olvidar que vivimos en un país de sismos frecuentes, que nuestras construcciones deben ser acordes a la naturaleza de nuestra zona, y que por mucho que una construcción quiera ser declarada monumento histórico, o queramos llamar patrimonio a una casona de adobe, las placas tectónicas no saben de patrimonio arquitectónico y menos de vidas humanas.
Era esperable que las construcciones de adobe quedaran en el suelo con un  terremoto de esta magnitud. Es más, no habría sido un misterio que se cayeran con un sismo mucho menor;  lo que no se esperaba era que a edificios nuevos les pasara lo mismo. Las fallas estructurales pudieron deberse a deficiencias en el cálculo de las estructuras, en una mala construcción, o sencillamente en un mal diseño de arquitectura. No considerar el importante componente carga dinámica en un diseño es, sencillamente, dar a luz un edificio muerto.

En Chile no podemos construir edificios altos y esbeltos al estilo de Manhattan, ya que a mayor esbeltez el movimiento oscilatorio de los pisos superiores es tan grande que hace colapsar las fundaciones y los primeros pisos y el edificio se derrumba. Las construcciones monolíticas, con proporciones similares en todas las direcciones, resisten bien los movimientos, al menos, en función de su diseño.

Por otro lado, los mejores materiales antisímicos son aquellos que permiten el movimiento entre sus partes sin desarmar la estructura, contrariamente a lo que la mayoría piensa que mientras más fierro y hormigón es mejor. Estas últimas estructuras, sobresaturadas, son las primeras en quebrarse ya que no son capaces de resistir movimientos en distintas direcciones.

Finalmente, no hay arquitecto, ingeniero o constructor que pueda ganarle a la naturaleza, por lo que siempre hay que tener diseñado un plan de escape en caso de sismo, ya que quedó demostrado que quedarse en el umbral de una puerta no funciona. 

6 nov 2009

Interpretar los sueños



No es raro que al momento de diseñar la casa, los futuros dueños de ésta busquen ideas en las revistas de arquitectura y decoración, lo que no es malo, hasta cierto punto, porque permite llenar la retina de imágenes y ampliar el horizonte de búsqueda. Pero llegar con la revista donde un arquitecto y decir “Quiero esta casa” es copiar una arquitectura ya hecha, que lo más probable, no se ajuste para nada a los requerimientos de la familia. Al igual que con las decoraciones y los jardines, el resultado es desastroso: espacios incompatibles con la forma de vida, sitios acartonados, y una casa de folleto.

Cada casa debe tener su propio espíritu, tanto en su arquitectura como en su decoración, propias de sus habitantes, es decir, latir al ritmo de los que la habitan. La mayor parte de las personas no entiende, o no sabe que la arquitectura funciona de esa forma, que es una respuesta a las necesidades más íntimas de las personas y que se crea en función de ellas.

Más bien nace de adentro hacia fuera, que de una fachada rígida vista al hojear una revista.

La arquitectura, al igual que la ropa, es una de las cosas que se puede, y se debe hacer a medida; si no es así, no funciona, y uno se termina adaptando a lo que hay disponible en lugar de que esto haya sido hecho, desde el principio cómodo y adaptable.

os humanos siempre estamos dando muestras de esa eterna necesidad de marcar territorio, de personalizar los lugares. Cuando alguien llega a un trabajo nuevo, lo primero que hace es poner en el escritorio una fotografía de alguien querido, diciendo ”éste es mi espacio”. Entonces, ¿por qué con una de las decisiones más importantes, como es construir la casa en al que vamos a vivir y formar una familia hacemos todo lo contrario? En lugar de personalizar copiamos, y en vez de obtener un buen resultado lo que obtenemos es un desastre: espacios sin personalidad, ambiguos, malas relaciones espaciales, mala luminosidad y, si la casa de la revista tenía lucarnas, lo que resulta son espacios residuales sin relación alguna entre éstas y lo que hay adentro.

Lamentablemente nos dejamos llevar por lo conocido, por lo millones de veces visto, y no nos abrimos a nuevas posibilidades. Innumerables veces he escuchado “Es una casa rara, típica de arquitecto”, sólo porque que se amolda a sus habitantes y no al revés.

Si bien la variedad de autos en el mercado es enorme, sólo podemos elegir entre lo que éste nos ofrece. Con la casa no es así, ya que podemos tener la casa que siempre estuvo en lo más profundo de nuestros sueños. Sólo necesitamos a alguien que sepa interpretarlos.

16 sept 2009

Recovecos

Desde siempre los laberintos, con sus innumerables recovecos, han sido un símbolo milenario presente en diversas culturas. Entrar a un Laberinto es ingresar a un rito casi tan antiguo como la raza humana: el alma se expresa en imágenes, ritmos y metáforas y el laberinto, como imagen arquetípica, es una manifestación de todos ellos. Ha sido usado como vía de peregrinación y como herramienta universal de meditación por diversas tradiciones espirituales.

Sin duda el laberinto más famoso es el de Creta, morada del Minotauro, laberinto del que no era posible salir, y que finalmente Teseo venció ayudado por el hilo de Ariadna.

Estos lugares, llenos de significado, plagaban los lugares importantes de las antiguas culturas: no sólo e construían laberintos con muros, sino que también se dibujaban el el pavimentos, en las monedas y hasta en las túnicas de los emperadores y de personas influyentes.

En Francia, los laberintos en los pisos de las catedrales recordaban el camino de la vida y la salvación. En Inglaterra, se hacía laberintos en el prado fuera de la iglesia, que eran atravesados como parte de un ritual religioso. Durante el renacimiento, los laberintos fueron usados sin compasión por los diseñadores de jardines formales, esta vez sólo con un afán estético, sin un planteamiento detrás, y es así como las familias europeas más acaudaladas también añadieron laberintos a sus jardines en los siglos XIX y XX.

Pero más allá de las modas de jardines, el laberinto es un mito para ser interpretado, y según el psicoanálisis el laberinto es el acta de acusación más brillante contra nuestra debilidad de carácter, la falta de decisión y la tendencia en crear, en nosotros mismos y en los demás, problemas innecesarios. Las paredes del laberinto onírico están empapeladas de todos nuestros "pero", "quizá", "si"… En el laberinto podemos perdernos recorriendo cominos que no conducen a ninguna parte; recorrer kilómetros y más kilómetros sin movernos prácticamente del lugar, y sin localizar la salida junto a la cual habremos pasado muchas veces.

El enigma de los laberintos está claramente expresado en la película “El Laberinto del Fauno” en la que una niña de 13 años descubre las ruinas de un laberinto donde se encuentra con un fauno, que le hace una increíble revelación: ella es en realidad una princesa, a la que los suyos llevan mucho tiempo esperando. La presencia de un laberinto, un fauno, personaje mitológico, y el ser una princesa sin saberlo, nos muestra la dimensión mágica y onírica que todavía representa para todos nosotros esta enigmática construcción.

26 jun 2009

La casa embrujada


La historia de la casa embrujada es tan antigua como antiguas son las casas y como antiguo es el miedo humano a lo desconocido. Cada vez que escucho que “en esta casa penan”, disfruto de la historia, en la que un personaje, conocido o desconocido, se aferra al lugar en el que vivió asustando a los actuales moradores.
Es fácil decir que en la casa hay un fantasma para explicar cualquier ruido inusual que se escucha en medio del silencio, especialmente en la noche. Las historias de penaduras y fantasmas que caminan por la casa recorriendo los lugares que frecuentaban cuando estaban vivos son muy entretenidas, pero no pasan de ser eso: historias para explicar ruidos aparentemente inexplicables.
Las construcciones, más que estar habitadas por fantasmas, están vivas ellas mismas, al estar compuestas por materiales que trabajan en conjunto para formar una estructura resistente. Este conjunto vive, respira, y se mueve, aunque ese movimiento sea imperceptible al ojo humano, cada vez que la temperatura cambia, al dilatarse o contraerse sus componentes, y con los temblores diarios también imperceptibles.
Los crujidos de la madera, los sonidos de los metales al expandirse o contraerse, los golpes de aire dentro de las cañerías, son sonidos siniestros que muchas personas atribuyen a la presencia de seres de otro mundo, que andan deambulando por los pasillos o el entretecho, porque han dejado una tarea pendiente, o sólo por el gusto de asustar a los vivos.
Por otro lado, en la noche despierta todo un mundo desconocido para la mayoría: pájaros, insectos y animales nocturnos salen a hacer su vida sin dejar huellas, pero sí emitiendo sonidos extraños para quienes no los conocen. Si se pone atención, insectos como grillos o saltamontes hacen sonar con fuerza sus patas contra la madera, y el grito de algunos pájaros que buscan una presa que cazar bien puede confundirse con un susurro humano.
Eso es por el lado de los ruidos; otro cuento son las sombras. ¿Qué niño no se ha imaginado un monstruo al contemplar un abrigo colgado en la oscuridad? Esa imaginación exuberante de la infancia sigue presente en la adultez, ya no con abrigos en la oscuridad, pero sí con reflejos y efectos más sofisticados, propios del rebote de luces de las construcciones y del entorno en general.
Lo cierto es que más que buscar una explicación más allá de la muerte, sin cuestionar la posible existencia de otras vidas, es interesante conocer la verdadera naturaleza de estos fenómenos, probablemente mucho más alucinante que los mismos fantasmas.

22 jun 2009

Días grises





Días de invierno grises, con bruma o con un temporal, son del agrado de muchos, sin embargo hay otros que no lo soportan, se deprimen, necesitan luz y sol. Caminar por la calle en estos días suele ser más gris que el día mismo: abrigos negros, paraguas oscuros, como de fotografía antigua, parecen reforzar la idea del mundo visto en blanco y negro.

Parecemos tener un sexto sentido para adecuar nuestra vestimenta e indumentaria en general, al color de la estación en curso; primaveras en tonos pastel, veranos multicolores, otoños en colores tierra e inviernos oscuros. Pero quienes se deprimen con el frío y la penumbra, deberían doblarle la mano al color y transformar el monocromo invierno en un mundo acogedor y colorido, aportando calidez desde todos los ángulos, partiendo por la vestimenta.

Saber que después de un día frío y húmedo se va a llegar a un lugar totalmente opuesto, cálido y acogedor es reparador para el espíritu, incluso en medio de un temporal.

Una imagen recurrente en las películas es la de alguien que está en el frío de una noche nevada y mira por una ventana hacia el interior de una casa, o cabaña, en la que se ve una familia feliz junto a una chimenea, normalmente celebrando la navidad. Esta imagen repetida representa el deseo de todos nosotros de estar en un lugar seguro mientras afuera ocurre la peor pesadilla climática. Entonces, si eso es lo que realmente sentimos, ¿por qué nos dejamos llevar por la monotonía, aunque para algunos de gran belleza, de los días oscuros?

No sólo la primavera es momento de renovación, especialmente si no somos una especie que hiberne, por lo que renovarse en invierno es una alternativa estupenda para vivir, y disfrutar de esta hermosa estación.

18 jun 2009

Cambiar de sueño


Con el actual valor del suelo urbano y el precio de la construcción, cada vez es más difícil optar por una vivienda cómoda, especialmente para los sectores menos favorecidos. Lamentablemente las viviendas que se construyen actualmente, adolecen de una falta de creatividad absoluta, repitiendo, y a la vez empeorando, los mismos patrones de hace 40 años.

Los terrenos se dividen y subdividen, quedando sitios mínimos y su reducida extensión limita el tamaño de la construcción. Construir a lo alto y a lo estrecho para poder acomodar todos los elementos necesarios parece ser la solución: el “compact living”, que no significa apretar los espacios hasta el ahogo y tratar de insertar en los mismos igual cantidad de muebles que en una casa grande, para estrujar aún más el reducido espacio, sino de optimizar el metraje, eliminando espacios inútiles, y aprovechando de usar la mayor cantidad de muros en muebles en obra, funcionales y cómodos para guardar los objetos, prescindiendo de muebles como roperos que sólo estrechan el espacio y cumplen la misma función.

Ha habido concursos de vivienda mínima, en los que han participado tanto arquitectos como estudiantes de arquitectura, y en los que se han desarrollado diseños de gran calidad arquitectónica y bajo presupuesto. Diseñadores han logrado muebles en obra baratos y de múltiples usos, especiales para lugares pequeños. Sin embargo se siguen construyendo las mismas casas insípidas e incómodas de siempre, el mismo plano, las mismas ventanas, los mismos techos.

Es necesario salir del esquema tres dormitorios-estar-comedor-cocina-baño, todo independiente, con un pasillo estrecho a lo largo del cual se distribuye todo o con una calurosa mansarda. Esa distribución la pensó alguien en algún momento y se ha seguido repitiendo sin pensar que la forma de vida, y por ende el uso del espacio, han cambiado. En estas casas no hay lugar para un computador, ni para una lavadora; el primero termina en un pasillo o en un dormitorio, y la segunda en el patio, bajo un improvisado techo, o en el baño.

Se hace urgente re-pensar la manera de configurar el espacio, cada vez más escaso y distinto a como se vivía hace 40 años; pensarlo para personas con necesidades similares a las nuestras, que se merecen una casa bonita, y al mismo tiempo hacer los barrios más agradables.

“Ante todo hay que cambiar de sueño”, dice el viejo chamán en una historia aparecida en la revista Uno Mismo (nº 211), y en este caso no puede ser más verdad.